Se cumplen sesenta años desde que un 10 de diciembre de 1948 la Asamblea General de Naciones Unidas aprobara y proclamara la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos es la primera afirmación universal de la inherente dignidad e igualdad de todos los seres humanos. El reconocimiento de que el hombre y la mujer son titulares de toda una serie de derechos que emanan de su propia condición humana, y que son imprescriptibles e inalienables.
Hoy, sesenta años después, se han producido grandes avances en el camino hacia el respeto universal de estos derechos iniciado aquel 10 de diciembre, pero también queda mucho por hacer.
La pobreza, las guerras, la violencia, el fanatismo y la intolerancia son poderosos enemigos, y el combate para conseguir que el respeto a los Derechos Humanos se extienda a cada rincón del planeta es difícil, pero no imposible.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos es la primera afirmación universal de la inherente dignidad e igualdad de todos los seres humanos. El reconocimiento de que el hombre y la mujer son titulares de toda una serie de derechos que emanan de su propia condición humana, y que son imprescriptibles e inalienables.
Hoy, sesenta años después, se han producido grandes avances en el camino hacia el respeto universal de estos derechos iniciado aquel 10 de diciembre, pero también queda mucho por hacer.
La pobreza, las guerras, la violencia, el fanatismo y la intolerancia son poderosos enemigos, y el combate para conseguir que el respeto a los Derechos Humanos se extienda a cada rincón del planeta es difícil, pero no imposible.
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